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S A N J U A N3- 16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.SAN MATEO24-45 ¿Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su familia para que les dé alimento á tiempo? 25-46 Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así. 25-47 De cierto os digo, que sobre todos sus bienes le pondrá. 25-48 Y si aquel siervo malo dijere en su corazón Mi señor se tarda en venir: 25-49 Y comenzare á herir á sus consiervos, y aun á comer y á beber con los borrachos; 25-50 Vendrá el señor de aquel siervo en el día que no espera, y á la hora que no sabe,S A N L U C A S23-26 Y llevándole, tomaron á un Simón Cireneo, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. 23-27 Y le seguía una grande multitud de pueblo, y de mujeres, las cuales le lloraban y lamentaban. 23-28 Mas Jesús, vuelto á ellas, les dice: Hijas de Jerusalem, no me lloréis á mí, mas llorad por vosotras mismas, y por vuestros hijos. 23-29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no engendraron, y los pechos que no criaron. 23-30 Entonces comenzarán á decir á los montes: Caed sobre nosotros: y á los collados: Cubridnos. 23-31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué se hará? 23-32 Y llevaban también con él otros dos, malhechores, á ser muertos. 23-33 Y como vinieron al lugar que se llama de la Calavera, le crucificaron allí, y á los malhechores, uno á la derecha, y otro á la izquierda. 23-34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes. 23-35 Y el pueblo estaba mirando; y se burlaban de él los príncipes con ellos, diciendo: A otros hizo salvos: sálvese á sí, si éste es el Mesías, el escogido de Dios. 23-36 Escarnecían de él también los soldados, llegándose y presentándole vinagre 23-37 Y diciendo: Si tú eres el Rey de los Judíos, sálvate á ti mismo. 23-38 Y había también sobre él un título escrito con letras griegas, y latinas, y hebraicas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDIOS 23-39 Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate á ti mismo y á nosotros. 23-40 Y respondiendo el otro, reprendióle, diciendo: ¿Ni aun tú temes á Dios, estando en la misma condenación? 23-41 Y nosotros, á la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos: mas éste ningún mal hizo. 23-42 Y dijo á Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres á tu reino. 23-43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso. 23-44 Y cuando era como la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona. 23-45 Y el sol se obscureció: y el velo del templo se rompió por medio. 23-46 Entonces Jesús, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró. 23-47 Y como el centurión vió lo que había acontecido, dió gloria á Dios, diciendo: Verdaderamente este hombre era justo. 23-48 Y toda la multitud de los que estaban presentes á este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían hiriendo sus pechos. 23-49 Mas todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas. 23-50 Y he aquí un varón llamado José, el cual era senador, varón bueno y justo, 23-51 (El cual no había consentido en el consejo ni en los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de la Judea, el cual también esperaba el reino de Dios; 23-52 Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. 23-53 Y quitado, lo envolvió en una sábana, y le puso en un sepulcro abierto en una peña, en el cual ninguno había aún sido puesto.S A N M A T E O28- 1 Y LA víspera de sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y la otra María, á ver el sepulcro. 28-2 Y he aquí, fué hecho un gran terremoto: porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella. 28-3 Y su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 28-4 Y de miedo de él los guardas se asombraron, y fueron vueltos como muertos. 28-5 Y respondiendo el ángel, dijo á las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis á Jesús, que fué crucificado. 28-6 No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fué puesto el Señor. 28-7 E id presto, decid á sus discípulos que ha resucitado de los muertos: y he aquí va delante de vosotros á Galilea; allí le veréis; he aquí, os lo he dicho. 28-8 Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo á dar las nuevas á sus discípulos. Y mientras iban á dar las nuevas á sus discípulos, 28-9 He aquí, Jesús les sale al encuentro, diciendo: Salve. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies, y le adoraron. 28-10 Entonces Jesús les dice: No temáis: id, dad las nuevas á mis hermanos, para que vayan á Galilea, y allí me verán. 28-11 Y yendo ellas, he aquí unos de la guardia vinieron á la ciudad, y dieron aviso á los príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 28-12 Y juntados con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero á los soldados, 28-13 Diciendo: Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros. 28-14 Y si esto fuere oído del presidente, nosotros le persuadiremos, y os haremos seguros. 28-15 Y ellos, tomando el dinero, hicieron como estaban instruídos: y este dicho fué divulgado entre los Judíos hasta el día de hoy.H E B R E O S.9-23 Fué, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas con estas cosas; empero las mismas cosas celestiales con mejores sacrificios que éstos. 9-24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por nosotros en la presencia de Dios. 9-25 Y no para ofrecerse muchas veces á sí mismo, como entra el pontífice en el santuario cada año con sangre ajena; 9-26 De otra manera fuera necesario que hubiera padecido muchas veces desde el principio del mundo: mas ahora una vez en la consumación de los siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí mismo. 9-27 Y de la manera que está establecido á los hombres que mueran una vez, y después el juicio; 9-28 Así también Cristo fué ofrecido una vez para agotar los pecados de muchos; y la segunda vez, sin pecado, será visto de los que le esperan para saludS A N J U A N.8-21 Y díjoles otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis: á donde yo voy, vosotros no podéis venir. 8-22 Decían entonces los Judíos: ¿Hase de matar á sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? 8-23 Y decíales: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. 8-24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. 8-25 Y decíanle: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: El que al principio también os he dicho. 8-26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros: mas el que me envió, es verdadero: y yo, lo que he oído de él, esto hablo en el mundo. 8-27 Mas no entendieron que él les hablaba del Padre. 8-28 Díjoles pues, Jesús: Cuando levantareis al Hijo del hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que nada hago de mí mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo. 8-29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que á él agrada, hago siempre. S A N J U A N13-33 Hijitos, aun un poco estoy con vosotros. Me buscaréis; mas, como dije á los Judíos: Donde yo voy, vosotros no podéis venir; así digo á vosotros ahora.13-36 Dícele Simón Pedro: Señor, ¿adónde vas? Respondióle Jesús: Donde yo voy, no me puedes ahora seguir; mas me seguirás después. 14-1 NO se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 14-2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, á preparar lugar para vosotros. 14-3 Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré á mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis. 14-4 Y sabéis á dónde yo voy; y sabéis el camino. 14-5 Dícele Tomás: Señor, no sabemos á dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? 14-6 Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. 14-7 Si me conocieseis, también á mi Padre conocierais: y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.