Hay una puerta entreabierta entre tu boca y la mía.
Hay una palabra muerta, una mirada vacía.
Hay un silencio que mata, una escalera que sube
y una duda que me baja y una cabeza en las nubes.
Lo reconozco, fumo porros a diario.
Me fumo uno y es como poner la radio.
Pero por dentro de mi amarga cabeza,
siempre tan sola y tan llena de tristeza,
me salen las canciones que a mí más me molan.
Las musiquillas que a mí más me motivan.
Las amarguras se vuelven amapolas
y las tristezas me alegran la vida.
Anda dame que fume porque me siento sólo.
Dame de fumar porque no quiero estar triste. ¡no!
Calada a calada, poquito a poco,
se desnuda el aire y la luna se viste.
Dejame que fume porque me siento sólo.
Dame de fumar porque no quiero estar triste. ¡no!
Calada a calada, poquito a poco,
se desnuda el aire y la luna se viste.
Y una garganta se rompe al filo de la mañana.
Ya hay luz en el horizonte, va a explotar la madrugada.
Y hay un espejo que cuenta la cruel verdad a la cara.
Huele a viento de tormenta y hasta hay un gato que ladra.
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