En las noches del viejo barrio
se escuchan gritos fuera de horario,
alguien dice que son del diablo,
porque peligran sus honorarios.
Son los gritos de la miseria,
frustraciones y maldiciones.
En las noches del viejo barrio
se amasa el pan revolucionario,
se mastica en las hogueras
entre charlas, sin banderas.
Y por la mañana
siempre un cobarde apaga la hoguera,
el, contra nada, en las cenizas
pondrá su bandera, pondrá fronteras,
pondrá barreras.
Dando la espalda a la miseria,
orgulloso de su trabajo
vigilando que todo sea igual.
Hace tiempo que no entiendo,
hace tiempo que no escucho.
No, tampoco puedo llorar.
Agoniza la justicia
entre el hambre y la codicia.
No! yo solo quiero gritar.
Quiero gritar de madrugada
un primer grito por la mañana,
y que no duerman las maldiciones
echando leña a los corazones
embriagados de luz del día
en las calles, hoy nada será igual.
FOTO: Campana, Buenos Aires, Argentina. (Enero 2011)
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