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Bore - La Princesa de mi Cuento

(La forma en que sus lágrimas te hacen querer cambiar el mundo para que deje de llorar.

Sin importar si la amas, si la odias,

si deseas que se muera o aun sabiendo que te morirás sin ella.

Eso no marca la diferencia. Porque una vez en tu vida,

sin importar lo que sea para el mundo, se convierte en todo para ti.

Cuando la miras a los ojos, te pierdes en lo profundo de su alma

y dices un millón de cosas sin sentido.

Ahí, es cuando sabes que tu vida depende del latir de su corazón.

La amas por un millón de razones imposibles de contar.

Porque no es algo de la mente, sino del corazón.

Un sentimiento que sólo sientes cuando estás con ella...)

Mientras escribo me doy cuenta que en mi cuerpo ha habido un cisma,

me expreso con la mente porque mi alma no es la misma.

Miles de sentimientos causan marisma en mi puño,

intento hacerme cargo, pero caigo y me rasguño.

Los segundos me golpean, me abandonan a mi suerte,

me devuelven al dolor que siento al pensar en tenerte.

Mi mente se congela cuando encuentra tu sonrisa.

Deprisa pasa el tiempo, yo me enfrento con la brisa.

Mi premisa es acabar con tu recuerdo, porque muero con tu ausencia.

No entiendo qué me pasa, se colapsa mi existencia.

Paciencia es lo que cura lo que sufro por tus labios,

no hay sabio que me explique esa magia que Dios te dio.

Tantas lágrimas se agolpan en mi córnea que me ahogo.

Yo adoro cada parte de tu cuerpo, y hoy sin ti me siento solo.

Añoro tu perfume. En cada sueño en que te busco,

bocanadas sin sentido, pues inmune, yo reluzco.

Y no es justo que esta vida hoy me niegue mi princesa,

me embriaga la tristeza cuando pienso en tus locuras.

Son dunas lo que forman mis lamentos y sin ti mi mente ayuna.

Mi lengua se bloquea y no me salen las palabras.

Mil leguas recorrí para alcanzar tu paladar.

El timbre de tu voz me hace soñar el infinito.

Me agarro a lo que he escrito, yo no quiero despertar.

Hablar de tu mirada es como intentar ver el viento,

pues siento que me hechiza, pero busco y no te encuentro.

Intento hallar la forma de arroparte en mi regazo,

me abrazo con la almohada mientras me hundo en el ocaso.

Y ya paso de intentarlo, si en mi cuarto me derrumbo.

Sin rumbo busco un faro que me enseñe irme del mundo.

Yo me hundo si tu corazón no me marca el ritmo,

si tus ojos no me espían no resuelvo tu algoritmo.

Y este abismo me detiene, porque sin tu amor me muero.

No puedo ver la estrella que haga que brille este cielo.

Mi puzzle se deshace y con temor aquí te espero...

[Estribillo]

La princesa de este cuento no despierta con un beso,

se esconde en su palacio, muy despacio me derrota.

Zapatos de cristal, pelo sedoso en que tropiezo.

La busco bajo el mar mientras las páginas se agotan.

Mayo fue el mes que abrió los ojos a tu ingenio,

no pretendo que me entiendas si en mi lámpara no hay genio.

Y entiendo que me evites y comprendas que es mejor estar con otro.

Si he roto con el tópico y no soy más que un devoto de lo trópico.

Y tu foto en la pantalla me hace estar noches en vela,

pensando en tus caricias mientras mi flexo ya riela.

Se hielan mis sentidos si no tienen tu conforte,

el norte de mi polo se perdió y ya no hay soporte.

Mi pecho tiene un corte que anuncia tus iniciales,

una A en la que me subo y recorro los siete mares.

En lugares que rastreo hallándote hasta en nos glaciares.

Pues son azares de esta vida que me extasia,

aun recuerdo aquella tarde que en el cine con nostalgia,

logré probar tu magia hasta sentir que te escapabas.

Te soltaste de mis manos, te fundiste con la nada.

Y ya nada fue lo mismo, el cataclismo hizo su entrada.

Tus palabras poco a poco tornáronse indiferentes,

carente es esa chispa que anteriormente gastabas.

Me di cuenta con dolor que ahora la llama era ceniza.

Horror senti muy adentro, ya sólo quedaban trizas.

Tapo mi corazón que ya no puede ni escucharte,

pues cada vez que pienso en ti yo siento que se parte.

Amarte es mi misiva aunque la cumbre esté lejos.

Me dejo la saliva en cada párrafo y perplejo,

añoro tus detalles y me escondo tras tu espejo

para observar tu rostro en cada calle y tus reflejos.

Te ofrezco la escultura de estas líneas como un prisma.

Recuerda que en mis versos, poesía eres tú misma.

A veces, una mirada es lo que acaba con la duda,

pues los gestos se caducan, las palabras se desnudan.

A oscuras te suplico que comprendas mi por qué,

la senda que he tomado para expresar mi tristeza.

En cuanto ayer, me abruma tu belleza.

Ya no espero que lo entiendas...

Sí, ya no espero que lo entiendas por que...

Ana, tengo que decirte algo...

Es simplemente que...

...TE QUIERO.

[Estribillo]

Sí, mientras las páginas se agotan.

Se acaba el cuento...