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11 years назад
-4-Hoy no he trabajado. La noche ha sido áspera, como siempre. No logro estar en paz. A mi preocupante desinterés por casi todo se suman decenas de brumosos sueños con gente que conocí y que luego olvidé. Algunos de ellos fueron meras estaciones de metro (llegar, ver, olvidar..). Pero, por algún motivo se aferraron a mi subconsciente y ahí están, protagonizando extraños episodios en los que, siempre (y con distintos acompañantes), aparezco en algún lugar, perdido, buscando a algo o a alguien. No importa. Lo único en común es la sensación de estar perdido, de buscar lo que ni siquiera sé que es. Buen comienzo.He salido pronto, sin rumbo fijo. Escalofrío en la nuca. El cielo está ahí fuera. Ambiguo, acechante. Se transforma y contorsiona a voluntad. Grises, azules, viento, blanco, frío, humo, ciego. Me conoce y no quiere darme motivos para mejorar. Me ignora y sigue jugando con nubes, claros y ausencias (de sol).Creo que tendré que narcotizarme durante un par de horas en el centro comercial de turno. Es gratis. No cuesta pensar. Los ves (te ves) moviéndose por los pasillos con suficiencia (tanta como bolsas lleves), sin más, sin hora ( o con ella, ¿que más da?). Te sientes parte de ello y, sobre todo, te meces en cientos de opciones, de “tengos” que hacer, de “si pudiera...”. No importa que todas las semanas veas los mismos maniquís ( por lo menos están callados) y que el sonido de la megafonía siga rociándote con canciones ochenteras, en las que hay siempre escrita una pequeña nota para tí: “Spot, ¿donde estabas cuando me oiste por primera vez? Y, buscando una respuesta a esa puta pregunta-trampa, te encuentras con que ya no te acuerdas, con que debes mirar con mas atención el escaparate de no se que tienda para huir, para evitar la respuesta y calcular. Casi sin darme cuenta (era lo que buscaba), estoy de nuevo fuera. Todo sigue igual. Las llaves en el bolsillo derecho, el móvil en el izquiedo, y mi cabeza el ningún lado, Me espera la tarde, corta como siempre. Sin márgen. Sin dobles palabras. En el fondo es fiel. Nunca falla. He echado gasolina y un pitido seco e incómodo me hace reaccionar y sacar el coche del surtidor. Me he quedado nuevamente estático, suavemente adormecido, viendo a un mendigo empujar un carro de supermercado que a la par es su vehiculo-casa-salón-fortuna-miseria-compañero, con no se qué fuerza (enjuto, mal alimentado, totalmente apergaminado, gorro de lana enengrecido y cigarrillo liado en la boca, amarilleado en el borde, mirada vacía (¿que diferencia hay con las que tenemos los que vivimos en el penthouse?) y rumbo desconocido. No le importa, es lo bueno de todo esto. Solo se trata de sobrevivir un día más. Llegar entero, caliente si puedes y con un cálido tetrabrick debajo del brazo. Llegará la mañana y sólo restará elegir : calle abajo o calle arriba. .Yo eligo calle arriba, la conocida y segura calle arriba. Por pura presunción intentaré leer por enésima vez el Ulises de Joyce. Puede que me ayude a dormir y, una vez dentro a soñar tranquilo.Quedará bien. Por algo soy un Grey.